Sobre el 415 a.c, Atenas y Esparta llevaban ya años combatiendo.
Esparta quería unos términos de paz que los Atenienses, guiados por Pericles, no aceptaron.
Por aquel entonces Esparta era una ciudad-estado conocida por su superioridad militar, y Atenas sin embargo era conocida por ser potencia económica en el Mediterráneo.
Los Atenienses eran muy belicosos, y hasta la llegada de Pericles, sus políticos siempre habían buscado la guerra para encontrar riqueza y gloria.
Aun así, Pericles consiguió con el tiempo influenciar las políticas atenienses con una mayor racionalidad y menor impulsividad, lo que los llevo a un auge que nunca antes habían visto, construyendo monumentos como el Partenón.
Cuando Pericles murió por la peste, todo se derrumbó, y los Atenienses volvieron a su anterior impulsividad atacando Sicilia, un gran aliado de Esparta por aquel entonces.
Mandaron 100 barcos y luego otros 100 más. Y aun así fracasaron y fueron derrotados.
Esta batalla fue decisiva.
Poco después Esparta derroto a Atenas y estos tuvieron que aceptar las condiciones de paz que les impusieron.
En los negocios, así como en la guerra, la estrategia es la clave del éxito, y puede ser la diferencia entre conquistar o ser conquistado.
La impulsividad de quienes quieren acciones rápidas movidas por la codicia les lleva a perder de vista el medio y largo plazo, y a menudo no alcanzando los objetivos que se podían llegar a alcanzar o fracasando por el camino.
Si quieres una estrategia anti Espartanos que te haga ganar batalla tras batalla sin prisa y teniendo en cuenta el medio y largo plazo, este es el enlace.
PD: Porque las batallas las ganan los más fuertes, pero las guerras las ganan los más inteligentes.